martes, 21 de junio de 2011

HACE TIEMPO

Hace tiempo que no te veo pasar
Será que te has marchado
O será  que tu amor hacia mi es tan grande
Que no te atreve a despedirte para no tener que decirme te quiero.

Autor
Ramón Sánchez

HABLO DE TI Y POR TI

Hablo de ti y por ti,
hablo para tu sueño,
para tu piel poblada de lluvias y cerezos,
para ti,
sin decirte,
no fuera que al nombrarte me salieran ampollas en los labios
hablo para que sepan los sauces que los hombres sin voz
también lloramos,
para que los arroyos, los ríos y las fuentes tengan celos
y envidia de tus ojos.

Hablo para el baúl de las muñecas de trapo,
para los pararrayos que cuidan de los pavos reales,
para los conductores bizcos de las ambulancias,
para la gente anónima que se muere de espaldas.

Hablo de ti y por ti
de ti porque me importas y por ti porque tienes las llaves del invierno,
porque quiero que aprendas mis silencios de jade,
porque busco tus labios cayéndome en la frente,
porque llevo en los párpados mil otoños mirándote

Hablo como pretexto
para que no se note que es lunes y mi rostro plagado de derrotas,
para que no me exijas factura cuando aspiro tu oxígeno,
para que no endurezca el pan y no oxiden
nuestra celebraciones.

Y hablo no sé por qué
hablo para la rosa que florece en octubre,
para el pecho inasible de la yedra,
para el lirio que crece en las orillas de una isla ignorada,
para el verdor extinto de las luces de yodo
y endulzarle la fiebre al sarampión de las primeras
orquídeas azoradas.

Vicente Martín
Poesiapura@poesiapura.com

ARMISTICIO

Vencida mi alma inquieta, desespera
en un desdén letal que en ella impacta,
se parapeta en la trinchera abstracta
de una vana ilusión, de una quimera.

Soldado soy y alborotar quisiera
la paz secreta de tu piel intacta,
ser el asedio en la medida exacta
del cerco de tu boca guerrillera.

Silénciame el fragor de la cruzada,
reprime mi invasión, que ya no aspire
ni a tu piel, ni a tu boca ni a tu almohada.

Concédeme, si acaso, que no expire
la llama en el rigor de tu mirada
y aunque así me miraras, que te mire.


Poesiapura​@poesiapura​.com

VIcente Fernández-Cortés

IMAGENES

A veces imagino que no existes,
que eres una palabra en los labios del mundo,
que tan solo una vez te pronunciaron
y desde entonces vuelas
esperando llegar,
o disolverte,
al oído de alguien que sin querer escuche.

Imagino que pueden escribirte,
que trazan con tus curvas ese puente colgante
que de un silencio a otro
nos salva sutilmente del vacío.
Pero nadie te dijo,
y la existencia vuelve, como un boomerang,
a dejarte doblada entre mis manos.
Pero nadie te dijo,
y unos labios a punto de ser Dios
te crucifican.

Si existir es quedarse,
permanecer ausente,
suspendido
en ese sin lugar que es estar lejos;
mejor atravesar,
mostrarse diáfano,
escaparse de si,
no llegar nunca,
deshabitar la voz,
nombrar,
no ser
sino aquello que huye de lo que precipita.

A veces imagino,
y sé que todo lo que no sucede
está pasando ya.

Oigo palabras
y el eco de lo inerte
de ti
me resucita.  


poesiapura@poesiapura.com
Luis Oroz.

!DILE QUE NO ME MATEN! Por Juan Rulfo

  -¡Diles que no me maten, Justino! Anda, vete a decirles eso. Que por caridad. Así diles. Diles que lo hagan por caridad.     -No puedo. Hay allí un sargento que no quiere oír hablar nada de ti.     -Haz que te oiga. Date tus mañas y dile que para sustos ya ha estado bueno. Dile que lo haga por caridad de Dios.     -No se trata de sustos. Parece que te van a matar de a de veras. Y yo ya no quiero volver allá.    -Anda otra vez.

LA JAULA DE LA TIA ENEDINA


Desde que tenía ocho años me mandaban a llevarle la comida a mi tía Enedina, la loca. Mi madre dice que enloqueció de soledad. Tía Enedina vivía encerrada en el cuarto de trebejos que está en el patio de atrás. Conforme se acostumbraron a que yo le llevara los alimentos, nadie volvió a visitarla, ni siquiera me preguntaban cómo seguía. Yo también le daba de comer a las gallinas y a los marranos. Por éstos sí me preguntaban, y con sumo interés. Era importante para ellos saber cómo iba la engorda, en cambio, a nadie le importaba que tía Enedina se consumiera poco a poco. Así eran las cosas, así fueron siempre, así me hice hombre, en la diaria tarea de llevarle comida a los animales y a la tía.

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CONOCIENDO EL MUNDO A TRAVEZ DE LA FOTOGRAFIA

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