martes, 22 de mayo de 2012

Quinta parte: Lunes 26 de Abril de 1965
La historia de un comandante que prefirió irse antes que bombardear al pueblo dominicano
A continuación difundimos la quinta parte del testimonio sobre la Revolución de Abril de 1965 del ex capitán piloto de la Fuerza Aérea Dominicana (FAD) Ricardo Bodden, quien fue uno de los organizadores del movimiento constitucionalista que buscaba reponer en la Presidencia al profesor Juan Bosch.
Lea la quinta parte de su testimonio:  
Pimpo le ordenó a Benoit , que le informara a los demás oficiales que estaban en comisión, en Palacio que les enviaría un helicóptero detrás del teatro agua y luz, situado en la Feria de la Paz.
Benoit dijo no saber donde estaban ellos, desde que comenzaron los ataques aéreos, y hasta que no resolviera esa confrontación, no cumplía esa orden y le exhortó a parar los ametrallamientos aéreos, y que después hiciera "lo que le de su maldita gana".
Esta conversación entre superior y subalterno es muy difícil de escuchar entre militares, pero fue una realidad y la ciudadanía debe conocerla para que después juzguen imparcialmente y sepan colocar en el lugar histórico que le corresponda a los actores de esta tragedia de 1965.
Lamentablemente no pude ser actor, pero como espectador tengo el deber y la obligación de darlos a la publicidad.
Mientras atendía la conversación que acabo de narrarle observaba los despegues de los aviones Vampiros y P-51 con su carga de muerte hacia la ciudad de Santo Domingo.
La oficina del jefe de Estado mayor tiene amplios ventanales hacia el este y sur, desde donde se aprecia los despegues, aterrizajes y carreteos de los aviones. Impotente y avergonzado me sentía en ese despacho, que lo único que podía hacer era escuchar e informar a mis compañeros de ideales, con el fin de prevenirlo de lo que acontecería.
Decidí ir a informarle a Núñez Nogueras que dispusieran un servicio en la cercanía del teatro agua y luz para impedir que el helicóptero aterrizara y trajera a la base aérea de S.I. a tan nefastos pasajeros.
La finalidad era solicitar como gobierno la ayuda militar y de personal, dizque para proteger la base aérea y sus alrededores, esto legalizaría [según ellos] una, o mejor dicho otra intervención militar norteamericana.
Cuando salía del despacho, oí esto: -gral Milito Fernández [cor. abogado Emilio Ludovino Fernández E.N.] lo llama urgente, Pimpo va a su escritorio, se acomoda y yo me devuelvo.
Pimpo dice a los presentes: -déjenme joder a este traidor, hace su acostumbrada seña, abre la bocina, silencio absoluto. -Aló, quién me habla?, dice Pimpo. -gral respetuosamente es Milito Fernández, ola, a que se debe esta llamada, responde Pimpo.
M.F.: gral el motivo es su cooperación y aprobación para la formación de una Junta militar.
Gral: Y que carajo tengo yo que ver con esto.
M.F.: Por eso lo llamamos, para que usted nos ayude y resolver este problema.
Gral: Quienes y como puedo yo resolver el problema que ustedes han creado, y ustedes quienes son, dame los nombres.
M.F. Conmigo están, el cor. Mauricio Fernández, Vinicio Fernández, Mayor Ramírez Sánchez, cor. Silvestre García, [los otros nombres, por el tiempo transcurrido no los recuerdo], pero estamos dispuestos a formar una junta militar con el apoyo de ustedes, para que se acabe esta pendejá.
Gral: De la única forma que yo me arriesgaría a hablar con los demás, es si ustedes nos entregan a los que armaron este lio, a Hernandito, a Bompersiere, a Álvarez Holguín, a Giovanni Gutiérrez y al trujillista de Caamaño, ustedes nos lo entregan vivo o muerto y de una vez se acaba esta vaina.
M.F. Gral y ¿Cómo hacemos para llevar a cabo eso?
Gral: Vengan aquí, y aquí resolvemos.
M.F.: ¿Y como cruzamos general?
Gral: Ustedes crucen por el puente de la fábrica de cemento y yo le mando gente a esperarlo.
M.F.: General gracias, voy a hablar con ellos y en un rato lo llamo, bye.
Gral: Bye Milito.
Cerrando el teléfono, Pimpo dice a los presentes, estos también se jodieron por liosos y traidores. Inmediatamente salí del despacho del jefe de Estado mayor hacia el escuadrón de combate, para informarle a Nogueras lo que estaban tramando, en contra de la vida de los líderes del movimiento militar por el retorno a la legalidad, decencia y constitucionalidad.
Era lo único que podía hacer, me comuniqué con Nogueras, llegué a decirle lo del helicóptero, me dijo que enviaría a Jesús de la Rosa con un grupo, no pude darle los detalles, ni tampoco decirle la conversación de Pimpo con Milito Fernández porque en ese momento llegó a mi lado el comandante del escuadrón cor. Renato Malagón, el cual me había prohibido visitar su escuadrón de combate, pero esta vez muy gentilmente me solicitó el teléfono para hacer una llamada urgente e inmediatamente cerré, y le pasé el auricular, saliendo inmediatamente hacia la jefatura de Estado mayor.
No se si volvieron a comunicarse Pimpo y Milito, lo que supe el día 27 de abril, ya estando en San Juan Puerto Rico es que Milito estaba preso en S.I., también me enteré de boca del 1er tte E.N. Randolfo Núñez Vargas, meses después, que el estaba en el Palacio Nacional cuando Milito Fernández llamó a Pimpo, y el salió de ese despacho hacia una oficina contigua, aseguró la puerta, levantó una extensión telefónica, y escuchó tan infame conversación, alertó a los líderes militares y esto provocó un asilamiento masivo de los líderes políticos, civiles y militares en diferentes embajadas latinoamericanas en la ciudad de Santo Domingo.
Por: Ricardo Bodden

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